¿Cuál es el juguete más vendido y
entretenido de los últimos tiempos? La respuesta es simple, estas pequeñas
piezas han llegado a entretener tanto a chicos cómo adultos por igual. Se trata
del asombroso mundo del Lego, a través de sus diminutos moldes se pueden crear fantásticas
ciudades, animales, personas incluso recrear la naturaleza misma. ¿Te es
familiar lo anterior? Si la respuesta nos remite a un no, surge otra pregunta ¿Cuál
es la parte más pequeña de la materia?
Así es, el átomo, al igual que
las indestructibles y diversos colores de las piezas del Lego, las cuales
encajan a la perfección unas con otras, estas diminutas e invisible partes
conforman parte del entorno que hoy conocemos.
La teoría del átomo aparece en la
mente de un gran filósofo llamado Demócrito.
Suponía que todo tenía que estar constituido por unas piececitas pequeñas e invisibles, cada una de ellas eterna e
inalterables. La palabra “átomo” significa indivisible; pensaba que tenían que ser fijo y macizos, pero no podían ser idénticos entre sí. Tienen formas
y tamaños diferentes, son impenetrables.
Pero, ¿qué tiene que ver la teoría
del átomo con libros? Ya hemos visto el proceso
para materializar las ideas para convertirlas en libros, inclusive su anatomía, es hora de ver la parte más pequeña del libro: se trata de
las familias y los caracteres de tipografía.
Caja o
mancha, folios y cornisas
La caja es el espacio que ocupa la página tipográfica sin los
márgenes, es la figura geométrica, cuadrada la cual forma las medidas de ancho
y alto de la composición tipográfico. La
caja comprende el blanco del folio explicativo o titulillo, mejor conocido
como cornisa.
La cornisa, suele repetir en
la parte superior de cada página, el título de la obra o el nombre del autor,
el título de un capítulo o el de un apartado.
El folio es el número progresivo que lleva cada página del
libro. Pueden colocarse a la cabeza o al pie del texto, en los márgenes,
inclusive ir centrados o alineados con
el lado exterior de la página, sea par o impar. Todo dependerá del estilo que
quiera darle el editor. En ocasiones el prólogo se muestra con números romanos,
marcando una diferencia entre las demás páginas que están designadas a llevar
el cuerpo o texto.
Márgenes, colgados, sangrías, espaciado y otros blancos
Existe cuatro márgenes
en toda una página: superior o de cabeza, inferior de pie o falda, exterior o de corte, e interior de lomo o
medianil. Los márgenes de corte y de lomo, de acuerdo a Roberto Ruiz Zavala, en su obra El Libro y sus orillas, también reciben
el nombre de costados. Su colocación en la página es variable: los impares al corte quedan a la derecha y el
medianil a la izquierda, y en las pares sucede lo contrario.
Colgado o descolgado, es el espacio en blanco que suele
dejarse en los principios de capítulo y divisiones mayores de un libro, entre
el límite superior de la caja y la cabeza o título de esa parte. Si miras de lejos, veras que los átomos, que
diga colgados, dan un aire y elegancia al texto, dándole un valor estético.
La sangría, es el blanco con el cual empieza la primera línea
de los párrafos en la composición seguida y normal. Los espacios entre palabras
mejor proporcionados son los de 1/3 y ¼, lo remarca Zavala.
Otros blancos son: el espaciado óptico y los subtítulos, los cuales van
precedidos de un espacio de dos picas y seguidos de otro de sólo una. Sin
embargo, no está demás de repetir en palabras de Zavala que, como en
otros puntos, en lo que respecta a márgenes, colgados, sangrías y demás
blancos, interviene ante todo el sello editorial, la manera propia de hacer libros.
Tipo de párrafo: normal, francés y moderno
Existen tres clases de párrafos: el normal u ordinario, el francés y
el moderno. El normal u
ordinario es el que se usa en la escritura común: consiste en un bloque de
líneas, de las cuales sólo la primera se sangra. El francés es un párrafo donde se sangran todas las líneas menos la
primera, por lo general aparecen a la hora de poner bibliografías, índices
espaciales, enumeraciones, cuadros y
glosarios.
El moderno o americano es el
párrafo sin sangría; su estructura se presta para realizar citas, epígrafes,
sumarios y otros textos similares.
Interlínea
De acuerdo al cuerpo de la letra,
es la distancia que existe entre la cara anterior y posterior, su tamaño, se
mide en puntos. Se le llama interlínea a una regleta metálica que en
la composición manual se coloca entre dos líneas para espaciarlas.
Es importante mencionar que como
el átomo, el cual está constituido por neutrones y protones; este apartado tiene
también su composición los cuales son:
Los filetes: son las rayas de grosores y dibujos variados.
Bigotes: Son filetes delgados hacia los extremos y más gruesos en
el centro. Por lo general se utilizan para separar títulos.
Orlas: Adornos para enmarcar u ornamentar algunos trabajos.
Ahora, ya sabes todos los
secretos que esconde el cosmos de los libros, desde su aparición, en tiempos
inmemorables en la mente del escritor, el caos por parte del corrector de
estilo hasta lograr plasmarlo en un libro, conociendo desde su átomo hasta su
estructura ósea.
Bibliografía: Zavala Ruiz, Roberto (2003) El libro y sus orillas, México, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pp. 51-63.
Gaardder Jostein, El Mundo de Sofía, Patria Cultura, Madrid, 1998, 638p.
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