viernes, 2 de mayo de 2014

El genio de la industria editorial.


Entre las maravillas del mundo, existe una invisible ante los ojos del ser humano. Pero no desesperes, sólo se deben juntar las mitades de un extraordinario escarabajo de oro. Una vez unido se revelará el camino hacía una cueva, cuyo guardián es la cabeza de un tigre. En su interior se encuentran tesoros que superan tú imaginación, inclusive las del sultán mismo. Sin embargo, entre las montañas doradas y  los murales de colores conformados por los distintos diamantes, existe un objeto codiciado: una lámpara.

 Que su apariencia común no te engañe, cómo en muchas cosas no es importante lo de afuera, lo de adentro es lo que cuenta. Al frotarla, del humo emanará un genio capaz de materializar tus más grandes deseos, pero el precio por concedértelos será el anonimato. ¿No me crees?  ¿Reconoces los siguientes nombres Ustad Isae Muhammad Effendi? O qué me dices de Qazim Khan y Chiranjilal



Lo sé son nombre difíciles de pronunciar y por supuesto de acordarse, sin embargo si lo relacionas con el Taj Mahal, quizá te lleguen a sonar. De lo contrario no te culpo, ya que no son reconocidos de haber dado forma a los sueños del emperador musulmán Shah Jahan. Esta maravilla es admirada por muchos al encerrar una hermosa prueba de amor,  pero son contados los que saben quiénes son los genios detrás  de este impresionante mausoleo: desde la construcción de los muros, cúpulas hasta la colocación de los mosaicos.

Los deseos del amo fueron complacidos al darle vida a los cimientos más extraordinarios en honor a su esposa Mutaz Mahal. Para evitar la reproducción de esta obra Jehan ordenó cortar sus manos, guardando el secreto en una cueva… en la Cueva de las Mil maravillas. ¿Continuas escéptico? Toma un libro, de preferencia tú favorito. Obsérvalo con  detenimiento. Asómbrate de las imágenes que contiene, de su tipografía. Enamórate al palparlo.

Como te habrás dado cuenta, todo lo que construye a un libro esta meticulosamente cuidado: cada elemento tiene una razón de ser y un espacio designado. El genio, al igual que los arquitectos del Taj Mahal, se encuentra en una cueva y es poco reconocido en el mundo editorial, se trata nada más y nada menos que el diseñador.

Ya hemos visto cómo surge una idea, esta es escrita y mandada al editor. Aceptada es sometida a la corrección por parte del Dios  Caos (el corrector); y  una vez de que el orden reina es momento de la realización física, es decir, la conversión del manuscrito en una obra de arte.

El genio o diseñador al poseer suficientes conocimientos del proceso de edición y un buen gusto artístico, determina los mil y un detalles que inciden en la apariencia del libro: desde las medidas de la página, el tipo y tamaño de la letra que ha de ser utilizada para reproducir el texto y su ubicación en la página, la medida de los márgenes, el espacio entre líneas, la colocación de títulos de capítulos y números de página, el plan de ilustraciones y tablas, el tipo de papel en que se ha de imprimir, la clase de encuadernación, hasta el papel o tela que se utilizará en la cubierta

Pero para cumplir el deseo de trasmitir las ideas del autor de manera clara e inteligente posible, el diseñador, al momento de estructurar el monumental libro, debe considerar cada ladrillo para su construcción. Por lo tanto no está de más considerar que el diseño sea apropiado para el tema del libro, su atractivo artístico, claridad e inteligibilidad para el lector, la economía tanto de la editorial como del consumidor y la viabilidad desde el punto de vista de la impresión.

Un libro puede verse de los más sencillo de hacer, pero como se mencionó desde el principio: que su apariencia no te engañe, es de lo más complejo. Bajo esta concepción Datus Smith, en su obra Guía para la publicación de libros, muestra los principales aspectos que el genio de la lámpara debe cuidar, antes de conceder el deseo de hacer tangibles las ideas del autor:

Calculo de tamaño

El diseñador necesita conocer la cantidad de letras que tiene el manuscrito para pensar en diferentes diseños, tamaño de los tipos, si las páginas serán grandes o pequeñas, con márgenes estrechos o amplios y poco o mucho espacio entre renglones.

Diseño básico

Ningún aspecto del diseño puede considerarse por separado: la letra -figura, tamaño, longitud de línea e interlínea, deben ser tomados en cuenta para alcanzar la legibilidad y presentación agradable en el diseño de una sola página. Ello implica, de acuerdo a Smith determinar las medidas de los márgenes laterales, superior e inferior, la ubicación de los números de páginas y las camisas, es decir, el título del capítulo que aparece en todas las páginas o alternado con el del libro o el nombre del autor.

Trabajo artístico

El ingenioso diseñador, debe cuidar las impresiones y distribución de las ilustraciones, mapas, cartas, inclusive tablas acorde al libro.

 Diseño de portadas y forros

El apartado quizá más difícil de elaborar, pero es un diamante en bruto en cuanto a creativa: desde  escoger la imagen que complemente al libro hasta planear incluir letras hechas a mano, que al contacto seduzcan al lector.

Selección de materiales

Al igual que la construcción de una de las maravillas del hombre, como lo es el Taj Mahal, se debe escoger los materiales que constituirán una obra. Sólo que esta no se encuentra en joyas, ni en los bastos más finos traídos desde Bagdad, China, Afganistán, el Tibet, Egipto, Persia, Yemen, Rusia y Ceilán; se necesita  un  sólo material: la imprenta.

 Así los deseos del editor y autor son concedidos: un extraordinario monumento hecho libro, el cual ha superado las cientos de riquezas  encontradas en las cueva de las Mil maravillas. No necesitas unir un escarabajo dorado para conseguirlo, sólo debes aguardar a que llegue a un estante de una librería. Descuida él aguarda el momento para ser llevado a tú casa. Tus deseos son ordenes, para la industria editorial. 



Bibliografía: C. Smith, Jr., Datus (1991) “6. Diseño del libro” en Guía para la publicación de libros, México, Universidad de Guadalajara – Asociación de Editoriales de Instituciones de Educación Superior de México, pp. 83-92.

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