domingo, 20 de abril de 2014

Después del Caos viene el orden

Gea: madre Tierra. Pintura de Josephine Wall


De acuerdo a la mitología  griega, Caos es el primer dios del universo. Es una divinidad, sin cuerpo ni ancestros. Es la designación de abismo y oscuridad,  pero también es la deidad primordial que origina  la vida a través del nacimiento de Gea: la madre tierra que da comienzo a todas las razas divinas. Y es así como el Caos, aquel vacío que ocupa la nada, dijo -¡Hágase  la creación de la forma!-. Con ello, se convirtió en el precursor y socio del orden, el cual se transforma en una condición necesaria de todo lo que la mente humana desea comprender.

Existe una historia similar pero trasladada al proceso editorial. Todo comienza desde el origen de las ideas producto de la mente del autor que, tras varias noches y días de agolparse de manera desordenadas en su cabeza, empiezan a tener forma. Acto seguido procederá a materializarlas en hojas de papel, convirtiéndose en un manuscrito que espera llegar a manos del editor.  Para que su creación sea presentada a la perfección, debe  de releerse una y otra vez para  evitar fallos y sus ideas sean transmitidas correctamente.



Sin embargo al tener un apego especial a su obra, el autor puede mostrarse incapaz de detectar errores. Creando un desequilibrio que se encamina directo al caos: ideas incompresibles, incapaces de ser precisas y claras. Pero no todo está perdido, al igual que Batman necesita de Robin, el escritor cuento con un ayudante, quien con su singular preparación profesional, curiosidad intelectual, pasión en la lectura y  con un lápiz a su alcance, se encargará de hacer anotaciones que permitan comunicar de manera nítidas y ordenas la visión del creador a través de  su manuscrito. 


De acuerdo a Datus C. Smith en su libro Guía para la publicación de libros, en el capítulo Corrección del manuscrito, los aspectos que un corrector debe cuidar son: 1) legibilidad; 2) unificación; 3) gramática; 4) claridad y estilo; 5) veracidad de la información; 6) propiedad y legalidad, y 7) detalles de producción.

Legibilidad:
Cada palabra del manuscrito debe ser clara y legible, esto con la finalidad de dejar un manuscrito tan claro que el tipógrafo sin tener que detenerse a pensar sepa que es lo que va a tipografiar. Si el manuscrito es entregado en pésimas condiciones para el trabajo de corrección, el corrector debe regresarlo al autor y pedirle que lo presente en mejor forma.

Unificación
Lo más importante es la labor de dotar al texto de uniformidad en cuanto a la ortografía, puntuación y otros aspectos, ante esto el corrector tiene la responsabilidad de velar por una unificación de principio a fin a través de:
Ortografía: el corrector debe detectar y corregir los múltiples errores ortográficos que los autores suelen cometer.
Transliteración. Representa el mayor problema de las relaciones interculturales. Al ser un amplio intercambio de ideas e información cultural entre regiones que emplean idiomas distintos, la transliteración de los signos de un idioma a otros, se convierte en uno de los aspectos más importantes de la escritura, y uno de los más difíciles.
Puntuación. Como lo señala  Datus la corrección de un manuscritos es un arte y no una ciencia exacta, y esto es particularmente cierto en el caso de la puntuación. Existen normas generales de puntuación en la gramática, pero para la mayor parte de los problemas de puntuación más bien predominan el gusto personal y el estilo de dichas reglas.
Abreviaturas. La mayoría de las abreviaturas no están sujetas a normas universalmente establecidas, sino a criterios de unificación y a la elección entre varias opciones. 

Gramática
El corrector debe asegurarse de que el manuscrito esté gramaticalmente correcto cuando es turnado al tipógrafo. A veces no siempre resulta fácil establecer qué es correcto o incorrecto en un idioma.

Claridad y estilo
Como su nombre lo menciona, es la aclaración de las ideas que el autor no comunica con precisión. En cuanto al estilo muchos  editores, consideran que el trabajo del autor se respete. Esto es más frecuente en el campo literario que en libros de difusión. En el caso de los libros de difusión se cuenta con mayores libertades para proporcionar ayuda al autor y al lector en la exposición más nítida de las ideas; ya que en algunos casos expertos en la materia carecen de experiencia en la redacción.

Veracidad de la Información
Obviamente, el corrector no cuenta con el tiempo necesario para comprobar todos los datos que aparecen en el texto, pero si cuenta con un buen nivel de conocimientos sobre diversos temas, puede detectar errores al dar lectura al manuscrito. Un buen corrector desarrolla un "sexto sentido" que lo induce a corroborar afirmaciones que le parecen sospechosas.

Propiedad y legalidad
El corrector tiene la responsabilidad ante el editor de observar a detalle cualquier cosa del manuscrito que pueda violar las leyes nacionales o esté en contra de la política editorial de la empresa, la decencia y la propiedad.

Detalles de producción
El corrector, en un principio debe cerciorarse de que el manuscrito esté completo: portada, tabla de contenido, prefacio, pies de página, ilustraciones, pies de ilustraciones, mapas; títulos de capítulos, bibliografía, glosario, tablas y demás. Posteriormente indicará al tipógrafo del tamaño y tipo de letra, la longitud de la línea, el interlineado, entre otros detalles. Si existe un diseñador del libro, éste es quien debe establecer estas especificaciones de acuerdo con el corrector.

Con lo anterior  se puede concluir que la creación de un mundo literario no es una tarea sencilla, debe surgir del caos para tener orden. Por suerte el creador o escritor cuenta con su Robin para traer equilibrio a su mente, a su vez  le permita observar, desde otra perspectiva, la visión de su más grande creación: el manuscrito. 


Bibliografía: Datus C. Smith: “5. Corrección del manuscrito”, en: Guía para la publicación de libros, UdeG/ASEDIES-México, 1991, pp. 69-82.

viernes, 18 de abril de 2014

Nada surge de la nada

"Pueden impedirte ser un autor publicado, pero nadie puede impedirte ser un escritor”
Katherine Neville




De acuerdo a un texto publicado por la Jornada el 16 de noviembre de 2012, por segunda vez, la editorial Actes-Sud obtiene el premio Goncourt, el galardón con mayor prestigio de la literatura francesa. ¿A qué se debe su éxito? De acuerdo a una de los editores de Actes-Sud, Marie-Catherine Vacher, el secreto radica en el saber descubrir y sostener a un autor, aun cuando éste no se vea reconocido por la crítica, la prensa, el público. 

Como dijo Parménides filósofo de la colonia griega de Elea al sur de Italia en el año 500 a. de C., “nada puede surgir de la nada”. Por lo tanto el editor no puede esperar la aparición de manuscritos que le garanticen aclamados premios y la venta de miles de ejemplares: debe salir en su búsqueda. A través de sus sentidos editoriales, encontrará aquella obra que cumpla con uno de sus principales objetivos: el de transmitir ideas.

La simple decisión de publicar un libro o no,  exige una especial atención a través de un metódico e inteligente procedimiento en donde se tomen en cuenta los distintos puntos de vista de todas las áreas que en él intervienen. Con ello, se dará una respuesta razonable al autor en cuanto a la aceptación o rechazo de su manuscrito.  Aunque se lea como algo sumamente sencillo, se debe tener en cuenta que su manejo es determinante para un buen desarrollo editorial.

Desde la llegada del manuscrito a las manos del editor, quien posee un conocimiento personal de los libros, la educación, la cultura y de lo que pasa en el mundo; se encarga de llevar un registro construyendo un catálogo de tarjetas o una bitácora, las cuales contendrán nombre del autor, anotando su apellido o primer nombre (este criterio se fundamenta en que el nombre del autor no cambia, mientras que sí puede cambiar u olvidarse el título del manuscrito): esto con el fin de facilitar y llevar un control de los cientos o miles de manuscritos recibidos y valorados previamente.

Hasta su evaluación a través de una primera lectura que de un vistazo general: una vez aprobadas pasará a manos del consultor; al ser un especialista en la materia tomará la decisión de publicar o no el texto, además de aportar sugerencias que podrían convertir un libro aceptable en uno sobresaliente. A pesar de ello, también se debe  considerar la opinión del personal que conforman la empresa editorial como:

-El departamento de producción y ventas: se encargaran de aconsejar, en términos prácticos la forma de vender de los manuscritos, por medio de un elaborado plan  que permita la distribución masiva a precios populares. Sin ello, aunque el editor tenga una maravillosa idea para publicar un conjunto de textos, no será factible empezar a trabajar en el proyecto.

-El departamento de finanzas: Es la asignación del capital y el costo que conlleva el proceso editorial, el cual genera gastos mucho antes de proporcionar ingresos, debido a la paga del personal calificado para la planeación y realización del proyecto. Ante esto se puede considerar el préstamo de capital, ya que es un factor decisivo, si existen grandes proyectos de desarrollo al ser una  inversión que requiere un largo periodo de tiempo.

Todo lo anterior para tomar una decisión inteligente para la publicación del manuscrito que inicio con una idea del autor y espero ser materializada en hojas de papel. Pero, debido a los riegos que implica la inversión del capital para divulgación de títulos, algunas editoriales deciden producir libros que le garanticen ganancias, tales como: series (ejemplo de ello es la colección de Sepan cuantos por parte de la editorial Porrúa),  libros de texto y libros de consulta (diccionarios, enciclopedias y atlas).



                       

A manera de conclusión, el Editor debe  estimular y promover la creación de nuevos trabajos. Los premios cumplen con dicho objetivo, son otorgados después de que el libro ha sido publicado: A pesar de no haber ganado el XXXIX Premio anagrama, cuyo jurado estuvo   conformado por Salvador Clotas, Román Gubern, Xavier Rubert de Ventrós, Fernando  Savater, Vicente Verdú y el editor Jorge Heralde, Filosofía zombi resultó finalista. Esto lo llevó a la publicación de su obra, haciéndose merecedor de reseñas positivas al abordar una crítica a la cotidianidad de la vida  moderna a través del significado de la identidad; termino  abordado por Michael Foucault en su obra maestra, Las palabras y las cosas. Ante la aceptación del público, se abrió   la oportunidad de publicar novelas, relatos y de retomar antiguos títulos que en su momento no se vendieron, todos ellos relacionados al tema zombi, devorándose las ventas de la industria editorial.

Quieres saber más sobre el libro: aquí una reseña del diario El País publicado el 20 de mayo de 2011:  elpais.com/diario/2011/05/20/tentaciones/1305915778_850215.html   

Si el editor no se deja guiar por su sexto sentido editorial y deja que las ideas surjan de la nada, invirtiendo su capital en manuscritos  que le garanticen ventas y   mayores ganancias, rechazando nuevas propuestas al no congeniar con sus ideales.  Podría llegar a lamentarlo: títulos como El Hobbit, la saga de Harry Potter, Cien años de soledad, Millenium, entre otros, fueron rechazados. A pesar de ello, tal a una ave Fénix, resurgieron de las cenizas, llevándolos a colocarse como los libros más aclamados y por ende los más vendidos. En el caso de Gabriel García Márquez le  valió el Premio Nobel de Literatura en 1982.

Conoce, más de los libros que fueron rechazados por las editoriales y en la actualidad se posicionan como los más vendidos:


Bibliografía:   C. Smith, Jr., Datus (1991) “1. Publicación de libros y desarrollo nacional” en Guía para la publicación de libros, México, Universidad de Guadalajara – Asociación de Editoriales de Instituciones de Educación Superior de México, pp. 3-14

jueves, 17 de abril de 2014

Lugar de recuentro




La historia se conforma de hechos, palabras, y sobre todo de seres humanos. Conforme pasan  los días y las noches los relatos  se acumulan, construyendo  la vida cotidiana de lo que hoy conocemos cómo la Ciudad de México. Son  recuerdos que quisiéramos que traspasarán la barrera del tiempo y  burlasen  a la muerte: La memoria  cumple con ese anhelo,  al convertir en inmortal al ser humano, protegiéndolo de su final eminente y del olvido.

Sin embargo el tiempo ha demostrado ser el peor de los verdugos. Con 8, 851 millones de habitantes que transitan esta “ajetreada” capital: algunos con trajes elegantes, maletines  y celulares, se abren paso entre la multitud, olvidándose de su pasado, mirando hacia el futuro y aparentando vivir el presente. Victimas de su mayor temor: la perdida de la memoria, volviéndolos simples mortales.

A pesar de dejar testimonios, en lo que es una de sus mayores creaciones: la ciudad; el hombre se ha encargado de borrar su pasado de muchas maneras: ya sea por razones estéticas o ideológicas. Por el  lejano periodo en que los aztecas se volvieron el imperio más poderoso del valle de México, Tlacaélel mando quemar crónicas y archivos esto con la finalidad de crear su propia historia conforme a su nuevo poderío.

Bajo esta visión, diferentes edificaciones sucumbieron ante los caprichosos gobernantes, quienes cambiaron  nombres legendarios de calles por supuestos héroes marcados en los libros de textos gratuito o por repúblicas que reconocieron su mandato. Las construcciones, que en un tiempo prometieron durar siglos y en su momento fueron importantes, han sido modificadas: todo con el único fin de progresar hacia la modernización.

Pero no todo está perdido, a pesar de que la ciudad de México ha sido azotado con el látigo del pasar de los años, ha sobrevivido: el resultado es la convivencia, en un solo sitio, de las  distintas fases históricas.  Desde la cultura prehispánica, edificios coloniales del siglo XIX,  hasta los últimos cambios del siglo XX, han ido llenado de riquezas algunos rincones.

Ejemplo de ello es el   Palacio de Minería, ubicado en  Tacuba 5 (Plaza Manuel Tolsá), colonia Centro.  Es una de las obras maestras del neoclasicismo del siglo XVIII. Edificado por el escultor y arquitecto valenciano Manuel Tolsá, fue  recinto de especialista en la técnica de minas desde 1813.  Se convirtió en refugio de tropas, espacio del poder Legislativo hasta convertirse en el patrimonio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


Es el reflejo de un  ideal ilustrado que busca alcanzar el conocimiento, el cual ambiciona transformar  la realidad a través de la ciencia. A pesar del deterioro de los años y sus inaplazables restauraciones llevadas a cabo por aquellos académicos de la Facultad de Ingeniería a quienes vio crecer en sus aulas, sin duda alguna, se convierte en el sitio ideal  para llevar acabo, desde 1980, la Feria Internacional del Libro que este año ha llegado  a su XXXV edición: volviéndose  en el lugar indicado para el recuentro entre el pasado y el presente.

Con la imagen del mítico luchador  Blue Demon, el cual representa el amor a la forma y revela el culto de toda una tradición: él enmascarado sostiene un libro que invita al fomento de la lectura, integrándose a la campaña “Leer es estar vivo”;  la Feria Internacional del Libro da la más fervientes de las  bienvenidas al público, quien por 15 pesos aguardan entrar al recinto. Una vez adentro, se  puede deleitar la pupila con el mosaico de  colores que ofrecen los libros, pertenecientes a las más de 600 editoriales y de las actividades en el pabellón por parte del Estado invitado: Morelos.  


Con 201 años de edad, del 19 de febrero al 3 de marzo  se convierte en una auténtica y majestuosa máquina del tiempo: con sus exactas proporciones  las cuales conjugan luz, espacio y funcionalidad revive,  a través de  sus inmediaciones donde se realizan los programas para fomentar la lectura, los nombres de quiénes  después de la muerte se volvieron inmortales gracias a sus obras: José Emilio Pacheco, Octavio Paz, Federico Campbell, Carlos Fuentes, Álvaro Mutis, entre otros.  Son autores  cuyos libros y retratos predominan en los anaqueles de las distintas editoriales, dando la sensación de jamás haber partido a ese largo viaje del cual no hay retorno.



Los gustos son diversos: desde el libro que engancho a toda una generación juvenil, el cual habla de los gloriosos años 40 de la Ciudad de México, de una transición  económica, de la fabulosa colonia Roma y de un amor imposible e infantil  por parte del protagonista Carlos o Carlitos, cuyo juego predilecto eran  las “Batallas en el desierto” que se libraban en el recreo. Hasta toda una recopilación de filmes, el cual  rinde tributo a los enmascarados  que aclaman una lucha de dos a tres caídas sin límite de tiempo, donde el público, eufórico, grita el Santo nombre del enmascarado de plata.



Con ello, la memoria logra consolar al ser humano de su mayor temor: del olvido, de la muerte. Recuperarla es reconstruir la historia, que de acuerdo a Luis Villoro, examina las distintas partes que formaron  su entorno. Buscando expresar sus pensamientos, el cual consolidará los lazos sociales o a la inversa, un pensamiento de ruptura y de cambio, que ante todo afectara el presente de cada individuo y lo guardará en su memoria para crear su propia identidad.

martes, 15 de abril de 2014

Las ideas materializadas: El libro





Alrededor de las siete-ocho de la noche, en algunas colonias, se escucha un mítico pitido producto del   vapor a presión. Ese sonido, en lo particular, anuncia la llegada de un carrito de chimenea ofreciendo un delicioso postre que se puede acompañar de leche condensada o crema. La clientela, ansiosa, en automático sale de sus casas para adquirir su tan esperado manjar. Tras realizar su venta, en el aire se respira el inconfundible olor dulce de los camotes.

Hablar del oficio del camotero, es remitirse a una serie de personajes que surgieron en el siglo XX ante las nuevas perspectivas sociales, acorde a los cambios económicos y necesidades del pueblo mexicano. Sin embargo, con el pasar del tiempo las calles han presenciado su ausencia: ese pitido que ponía a ladrar a más de un perro, lentamente se ha ido silenciado.

¿Pero por qué es importante hablar de estos personajes populares? Los segundos, minutos y horas no alardean: amenazan con borrar la memoria de lo que fue un oficio, en los viejos tiempos, parte de la vida cotidiana. La vendedora de flores, el vendedor de petates, velador, el pajarero, el vendedor de sombrero, entre otros: fueron  figuras importantes en la organización económica de la Nueva España, donde los productos básicos eran de carácter local. En la actualidad, es difícil frecuentarlos en las calles, sobreviven unos pocos en pueblos o mercados.

Los lugares a los que acostumbraban ir para vender  sus productos, incluso sus anuncios los cuales eran comunicados a través de gritos, provenientes de su ronco pecho; frases como: ¡La una y todo sereno!  o ¡Para petatearse a gusto o al menos cómodamente llévese a precio de costo   los petates de Vicente! Se conocen gracias a otro oficio: el editorial. 




La publicación de un libro representa una llave para el progreso educacional y una inversión para el desarrollo económico. Las obras responden a las necesidades y a los intereses del lector, volviéndose una herramienta que permite el enriquecimiento cultural e histórico, el cual se convierte en una oportunidad de expresión para pensadores, escritores y artistas nacionales.

Así Alejandro García, becario académico de la UNAM; CONACYT, y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes Disciplina ensayo literario, a través de su libro Historias cotidianas conjuga el placer de la lectura, rescatando costumbres, revelación de sucesos poco conocidos, amores y quereres puestos al día, manifestaciones artísticas que se adentran en épocas antiguas , la indudables presencia de las mujer en el devenir histórico; así como inventos y anécdotas que conforman el universo de lo cotidiano.

Pero para transmitir ese conocimiento; su visión del mundo, ideas y descubrimientos necesita del esfuerzo de todo un equipo humano para producir un libro y hacerlo llegar a las manos del lector. Cada miembro de dicho equipo desempeña un papel específico y ninguno puede faltar.

Los socios del mundo del libro son:

El autor: Es prácticamente el inventor del libro.  A través palabras, fotos, gráficas, tablas y demás recursos presenta sus ideas por medio del manuscrito. Así,  el autor que decida compartir su trabajo, tiene derecho a la protección bajo el principio general del copyright; al igual de recibir regalías por parte de la sociedad por su trabajo.

Impresor: Es quien se encarga de dar una óptima presentación al libro.  La composición de la tipografía, la calidad de la impresión, el suministro del papel apropiado, el cuidado en la revisión de pruebas y la calendarización de operaciones  encuadra la edición  y lo devuelve impreso al editor: Las ideas del escritor, se materializan por fin, deja de estar en su mente y se vuelve tangible y visible.

Vendedor de Libros: Una vez concluida la impresión de la obra,  el libro al fin se vuelve palpable y deja un agradable aroma a nuevo, producto  de un ágil movimiento de dedo: se procederá a su venta. Una librería y un vendedor de libros son los que intervienen en la interacción entre el editor y el consumidor. Ni el editor ni el público deben perder de vista la gran aportación que hace la librería convencional, que mantiene un amplio surtido de libros sobre todos los temas y procedente de diversos editores. Sólo queda esperar a que el conocimiento sea adquirido por otra persona, quién guardará  en un lugar especial  su nueva adquisición.

Editor: Es el sostén de la pirámide editorial, es quién pone en marcha toda la maquinaria de la edición: una vez que recibe el manuscrito de manos del autor aporta el capital que se requiere, contrata los servicios de dibujantes, traductores y otros especialistas en la materia; turna a la imprenta el trabajo y lo supervisa y finalmente  distribuye los libros producidos en los mercados potenciales.

En resumen realiza tres labores especiales:

Edición: Para lo referente a la forma de conseguir y desarrollar manuscritos, y para lo correspondiente a la preparación del manuscrito para su impresión.

Producción. Esta incluye tanto el diseño como los demás preparativos para su manufactura en la imprenta.

Ventas y mercadeo.

Materializar las ideas en hojas de papel es una tarea ardua para el editor: gracias a ello, en cada línea de un libro, a través de la memoria del autor, se puede reconstruir aquellos oficios, como el del camotero, que formaron parte de la vida cotidiana de la sociedad mexicana del siglo XX y por ¿qué no? Resucitar aquel olor dulce, producto de los camotes. 






Para pasar el rato

Como se mencionó anteriormente, las librerías son indispensables para la interacción entre el editor y el público. Pensado en el cliente, algunas librerías procuran transforma el espacio de venta en un lugar agradable e insólito: haciendo la experiencia de lectura inolvidable. Aquí las 20 librerías más asombrosas en el mundo:

flavorwire.com/254434/the-20-most-beautiful-bookstores-in-the-world/20/


Bibliografía: C. Smith, Jr., Datus (1991) “4. Desarrollo editorial: de la idea al libro” en Guía para la publicación de libros, México, Universidad de Guadalajara – Asociación de Editoriales de Instituciones de Educación Superior de México, pp. 54-68.

-García Aljandro, Historias Cotidianas, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Colegio de Ciencias y Humaninades, 2009, 247p.